Itinerario exterior
Un diseño de los itinerarios peatonales basado en la accesibilidad, proporciona autonomía e independencia a muchas personas. Para que el trazado sea inclusivo se habrán de tener en cuenta diferentes aspectos.
El espacio libre destinado a peatones tendrá una anchura mínima de 1,80m, aunque en zonas consolidadas y estrechamientos puntuales se puede considerar una dimensión de 1,50m. En cascos históricos donde sea complejo alcanzar la anchura mínima es recomendable crear una plataforma única en la que acera y calzada se sitúen a la misma cota. La altura libre de obstáculos será de 2,20m.
El trazado del itinerario debe ser continuo, sin interrupciones bruscas como peldaños o escaleras. En caso de existir cambios de nivel, éstos se salvarán mediante rampas de ligera inclinación, 4-6%. Si éste es acentuado se salvará mediante rampa y escalera simultáneamente. La pendiente transversal deberá ser inferior al 2%.
El pavimento deberá ser continuo, antideslizante y antirreflectante. Es recomendable emplear diferentes texturas y colores que señalicen la banda libre peatonal, la de mobiliario urbano, la situación de elementos singulares...; Entre las posibles señalizaciones destaca la de localización, cuya función es avisar de algún elemento (por ejemplo, localización de una parada de autobús) y que está constituida por un pavimento ranurado; y la de advertencia, cuyo principal objetivo es avisar de una posible situación de peligro (por ejemplo, un paso de peatones) y posee relieve en botonera.
Muchas personas con discapacidad visual se orientan por contrastes. Por eso, es recomendable que el itinerario libre peatonal tenga un tono claro y que destaque sobre otras zonas no transitables.
La altura máxima del bordillo existente entre la acera y la calzada será de 0,12m. Si existen pasos de peatones a nivel de la calzada, el bordillo se rebajará y se pavimentará de forma que contraste en color y textura con el entorno. El bordillo en el punto de encuentro entre la calzada y la acera tendrá un canto redondeado y achaflanado, además su altura será de aproximadamente 0,02m. Esta distancia permite que las personas con discapacidad visual invadan la calzada sin advertirlo, y que las personas con movilidad reducida lo salven sin mucha dificultad.
Si existen elementos que sobresalen del plano de fachada, se ha de tener en cuenta que el saliente máximo es 0,10m, y que esta limitación se mantiene al menos hasta los 2,20m de altura. Además, la distancia vertical entre el pavimento y el saliente deberá ser inferior a 0,15m, para evitar golpes y tropiezos de los viandantes. También sería adecuado proyectar el perfil en el suelo para que pudiera ser detectado con el bastón guía por personas con discapacidad visual.
La señalización vertical, semáforos o farolas se han de situar en las proximidades al bordillo, en la franja de servicio de calzada. Han de poseer una altura mínima de 2,20m y no invadir en ningún caso el área libre peatonal. Si esto fuera imposible, habría que situarlas en altura.
En el caso de bolardos, contrastarán cromáticamente con el pavimento. Se situarán lo más próximo posible a la calzada y fuera del área libre peatonal. En su diseño se evitarán salientes.
Si se sitúan árboles o jardineras, deberán respetar el área reservada al tránsito de peatones y la altura libre de 2,20m. Los alcorques se cubrirán con rejillas enrasadas en el pavimento para evitar una diferencia de nivel que pueda provocar tropiezos o caídas. La rejilla debe ser permeable para que el agua pueda llegar al árbol, siendo las dimensiones máximas de los huecos de 0,01m, esta limitación tiene como objetivo impedir que puedan penetrar bastones, ruedas de carritos...
El mobiliario urbano habrá de ser accesible y se tendrá en cuenta en su localización que no obstaculice la banda libre peatonal, así como la disposición de pavimento de señalización que advierta de su situación.
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